Delito de homicidio en San Agustín de Guadalix

Quitar la vida a otra persona es uno de los delitos más graves en cualquier sociedad. Este acto está regulado, perseguido y sancionado con la máxima dureza, y recibe una atención especial por parte de todas las autoridades y entidades jurídicas. En este contexto, el delito de homicidio en San Agustín de Guadalix no es una excepción.

En el despacho de Abogado Delitos, queremos ayudar a nuestros clientes a entender mejor los aspectos legales y las características de algunas conductas delictivas con las que pueden enfrentarse. Por esta razón, vamos a detallar los aspectos relacionados con el homicidio, con el objetivo de orientar a nuestros lectores y clientes sobre cuestiones como las sanciones, quién y cómo se regula, y las circunstancias que pueden modificar las penas, ya sea como agravante o como atenuante.

¿Cómo se define el delito de homicidio?

El delito de homicidio se lleva a cabo a través de omisiones o acciones que provocan la muerte de una persona. Este delito representa una violación contra la integridad de la vida, protegiendo legalmente la preservación de la vida humana. Sin embargo, esta categoría no incluye los casos de suicidio ni de la propia muerte, siempre y cuando no haya habido incitación a ello. Su regulación se encuentra en el Título I del Libro II, cubriendo los artículos del 138 al 143 bis del Código Penal.

El acto que configura el homicidio se define por “matar”, es decir, quitarle la vida a otra persona. La consecuencia de la muerte debe ser directamente atribuible a un autor. En este contexto, el Código Penal no hace distinciones respecto a los métodos utilizados para cometer el delito (excepto en casos calificados como homicidio agravado), ya sea que el acto se haya realizado por acción u omisión.

El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de diez a quince años.

El bien jurídico protegido es la vida humana independiente y extrauterina, desde el momento en que una persona nace hasta su fallecimiento, considerando el nacimiento como la separación del vientre materno.

Las distintas categorías de delitos de homicidio, y por lo tanto la severidad de las sentencias, se diferencian por la intencionalidad de la acción.

Delito de homicidio imprudente o por imprudencia

Para que se considere la imprudencia como forma de imputación, el Tribunal Supremo ha establecido la necesidad de cumplir con los siguientes elementos:

  • La producción de un resultado de muerte en conexión causal con la acción u omisión imprudente realizada.
  • La realización de una acción u omisión sin la diligencia debida.
  • En el caso de omisión (equiparable a la acción), debe existir una infracción de un deber jurídico especial del autor, ya sea a través de una obligación legal o contractual específica de actuar, o mediante la creación de una situación de riesgo para el bien jurídicamente protegido (posición de garante).
  • La previsibilidad, tanto objetiva como subjetiva, de la muerte.

Este comportamiento se caracteriza por su contribución significativa al resultado final, donde el responsable del acto incumple sus deberes de previsión, evitación y diligencia.

Dentro de esta categoría, el homicidio por imprudencia puede ser:

  • Grave: la causa de la muerte surge como resultado de una acción que genera un peligro significativo para un bien jurídico importante, como es la vida, en condiciones en las que la posibilidad de producir el resultado es considerable. Aunque no se busca deliberadamente la muerte, la persona que lleva a cabo la acción no ejerce la diligencia básica requerida para prevenir la muerte de la víctima. Estas situaciones pueden surgir mediante el uso de armas de fuego, vehículos o imprudencias laborales.
  • Menos grave: los peligros que conlleva la falta de acción o el comportamiento descuidado del responsable presentan un nivel de riesgo menor.

En el caso del homicidio por imprudencia menos grave, es un requisito para proceder la denuncia del perjudicado ante las autoridades.

Asimismo, la ley contempla, además, la subcategoría de hiperagravado cuando este tipo de acciones resultan en la muerte de más de una persona.

Delito de homicidio intencional o doloso

El homicidio doloso se caracteriza por la presencia de dolo, lo que implica una total conciencia y la intención de causar la muerte de otra persona. Dicho de otra forma, el homicidio doloso se da cuando el perpetrador del delito no solo es consciente de que sus acciones pueden resultar en la muerte de otro, sino que también desea que este resultado ocurra. El Tribunal Supremo ha determinado que este deseo de matar incluye tanto el dolo directo como el dolo eventual.

El dolo eventual se manifiesta cuando la persona, consciente de la posibilidad de que su acción pueda causar la muerte mientras realiza otro tipo de actividad delictiva, acepta este riesgo como parte de su objetivo.

¿Qué es el homicidio preterintencional?

Este tipo no está definido explícitamente en el Código Penal, pero ha sido reconocido y aplicado en numerosas ocasiones por la jurisprudencia. Se utiliza cuando la culpabilidad del autor no puede ser atribuida a ningún caso de dolo o imprudencia.

El ejemplo más claro de homicidio preterintencional sucede cuando una persona intenta causar lesiones a otra, pero en lugar de eso, provoca su muerte. En este caso, la intención inicial del autor era causar daño, no la muerte. El Tribunal Supremo sostiene que en estos casos se debe analizar tanto la intención dolosa del acto como el resultado final. Para que el autor sea responsabilizado penalmente por homicidio, es necesario establecer una relación objetiva entre su acción y el resultado mortal.

¿Es delito el homicidio en grado de tentativa?

El delito de homicidio puede presentarse de dos maneras: como un hecho consumado o como un intento no consumado. No obstante, esta clasificación legal ha generado debate, ya que en la práctica puede ser complicado diferenciar entre un intento de homicidio y lesiones que causaron la muerte de la víctima.

La clave para discernir entre ambos radica en la intención del autor, es decir, si su propósito era causar la muerte o simplemente infligir heridas. En este sentido, la jurisprudencia se basa en los siguientes criterios:

  1. Se debe tener en cuenta el medio utilizado.
  2. Analizar los eventos que precedieron a la agresión.
  3. Determinar la relación entre el agresor y la víctima.
  4. Analizar el momento y el lugar en que se perpetró el acto delictivo.
  5. Examinar el estado final de la víctima tras la agresión, incluyendo la persistencia o la repetición de los ataques, así como la naturaleza y la gravedad de las lesiones.

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¿En qué se diferencia el asesinato del homicidio?

Siempre surge la pregunta sobre la diferencia legal entre el asesinato y el homicidio. Ambos implican la pérdida de una vida humana a manos de otra persona. Sin embargo, se clasifican en dos categorías distintas debido a la gravedad del acto. El asesinato conlleva una mayor responsabilidad legal, ya que se lleva a cabo con premeditación, ensañamiento o a cambio de una compensación económica o recompensa.

Matar a una persona por encargo, ofreciendo una recompensa o motivado por un beneficio económico, como contratar a un sicario, constituye un delito de asesinato. Tanto el autor material como quien solicitó el crimen serán considerados responsables de este delito.

La alevosía, una circunstancia delictiva, se caracteriza por asegurarse de que quien comete el crimen no corra ningún riesgo de reacción defensiva por parte de la víctima.

El ensañamiento, una agravante en la responsabilidad criminal, implica aumentar de manera cruel y deliberada el sufrimiento de la víctima, infligiendo dolor innecesario para llevar a cabo el acto delictivo.

Por lo tanto, podemos afirmar que todos los asesinatos se consideran homicidios, pero no todos los homicidios califican como asesinatos, debido a las condiciones de agravamiento presentes en estos últimos. En otras palabras, un asesinato es, esencialmente, un homicidio agravado.

¿A qué sanciones se enfrentan los acusados por delito de asesinato?

De acuerdo con lo mencionado anteriormente, el artículo 139.1 del Código Penal establece las sanciones penales para los culpables de cometer asesinato. En este contexto, la pena básica implica prisión por un periodo de entre 15 y 25 años si se incurre en una de las circunstancias señaladas. Mientras que, si se incurre en más de una, las penas mínimas ascienden a 20 años y un día hasta 25 años.

Además, el artículo 140 del Código Penal contempla el tipo agravado del delito de asesinato. El condenado por este delito se enfrenta a la sanción de prisión permanente revisable cuando se den algunas de las siguientes situaciones:

  • Cuando el delito es cometido por alguien que pertenezca a una organización delictiva, como, por ejemplo, un atentado terrorista.
  • Si el asesinato se comete como acto subsiguiente a un delito de agresión sexual.
  • Cuando la víctima es una persona vulnerable por algún tipo de discapacidad, menor de 16 años o una persona anciana.

Prisión permanente revisable: ¿en qué consiste?

La pena de prisión permanente revisable no debe confundirse con la cadena perpetua de otros sistemas judiciales. Se trata de una disposición legal presente en el sistema penal de algunos países, como España. Esta pena se caracteriza por ser una sentencia prolongada, con la posibilidad de que el condenado sea evaluado y, eventualmente, liberado en el futuro, siempre que cumpla con los requisitos establecidos por la ley.

En España, la prisión permanente revisable fue incorporada en 2015 como parte de una reforma al Código Penal. Esta pena se aplica a delitos de extrema gravedad, tales como el asesinato en circunstancias especialmente severas, el homicidio de menores de 16 años o casos de homicidio múltiple, entre otros.

Un aspecto crucial de esta medida es que el condenado no tiene derecho a la libertad condicional durante un periodo de tiempo determinado, generalmente entre 25 y 35 años, dependiendo de la gravedad del delito. Una vez cumplido este plazo, existe la posibilidad de revisar la sentencia mediante un proceso judicial. La decisión de liberar al recluso se basa en diversos factores, como su comportamiento en prisión, el riesgo de reincidencia y otros criterios legales.

La prisión permanente revisable ha generado debate y controversia en varios países. Algunos consideran que puede ser una medida demasiado severa, mientras que otros argumentan que es necesaria para casos de delitos extremadamente graves. La percepción pública y la legislación sobre esta pena pueden variar significativamente según el país y la tradición jurídica.

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